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Saco térmico

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Regresamos al blog con una entrada que no requiere ganchillo ni lana, cambiamos de tercio y esta vez cogemos la aguja de coser. Aquí os mostramos un saquito térmico, ideal para aliviar dolores musculares.

Saco terminado @

Los materiales utilizados son los siguientes:

Tela para el saco. En este caso utilicé los restos que quedaron cuando elaboré el costurero, recordad la entrada pinchando aquí. Preferiblemente tela de algodón.

Cordón o cuerdas hechas con tela. Aquí utilicé trozos de carretes de trapillo, que también son de algodón.

Aguja e hilos.

Semillas de trigo para el relleno. Yo las conseguí porque tengo personas cercanas que trabajan en el campo, pero si no tenéis posibilidad, he leído que el arroz también hace buen papel.

Materiales @

El saco ya cosido, con una muestra del relleno y las tiras de trapillo.

Este saco en concreto lo preparé para poder aplicarlo en la zona lumbar, así que tomé unas medidas que resultaran cómodas para abarcar aproximadamente la zona. Marqué dos rectángulos de 42 por 15 centímetros, dejando un poco más de tela al recortar las piezas, para poder coser posteriormente. Antes de cerrar por completo el rectángulo, introduje las semillas de trigo, sin llenarlo a tope. La razón es que luego hice unas costuras dividiendo el saco, una horizontal y tres verticales, para que de esta manera las semillas quedasen bien repartidas en todo momento.

Corté tres tiras de trapillo de 150 centímetros y dos de 15 cm. Las tres primeras las cosí siguiendo las costuras horizontales del rectángulo, bien centradas, porque luego éstas harán de cinturón de sujeción del saco. Las dos tiras cortas las puse para rematar los laterales. Como toque final, uní las tiras largas entre sí por cada lado, para facilitar el atado.

El saquito basta con meterlo al microondas un minuto y medio, y el calor puede durar hasta una hora. En el horno no funciona tan bien, hay que dejarlo más tiempo y procurar que no quede doblado. Es muy agradable de usar, y también sirve para calentar manos y pies en días de frío =)

Saco empaquetado 1 @

El saco plegado no ocupa demasiado espacio =)

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Reciclando vaqueros viejos

Esta semana presentamos una creación de otra aficionada a las manualidades y diestra en temas de costura, Mari.

¡Muchas gracias por la aportación!

Vamos a mostrar cómo ha confeccionado un bonito bolso a partir de unos vaqueros viejos.

Hay que aclarar que absolutamente todo es material reciclado: la parte exterior es el vaquero, el forro interior es de un pantalón de verano, y las cremalleras y demás piezas se han reutilizado de otras prendas viejas.

Detalle del asa del bolso

El cuerpo del bolso está sacado de una de las perneras, adaptándola al tamaño deseado. El asa del bolso es la cinturilla del pantalón, descosida y adaptada adecuadamente. Así se aprovecha la forma y la resistencia que tiene esta parte de la prenda. Después hay varios detalles confeccionados a partir de piezas enteras como uno de los bolsillos delanteros, una parte que llevaba un bordado, o el original y práctico bolsillo lateral para el boli, hecho con la tira de la bragueta y una de las presillas del cinturón.

Detalle del interior

Cogiendo las medidas de la parte vaquera, se monta el patróndel forro interior y una vez cosido se le da la vuelta. Se cose alrededor de la cremallera para sujetarlo. En esta parte también se pueden añadir bolsillos, en este caso hay uno.

¡Y nuevamente tenemos una creación original y personalizada! Me voy a rebuscar en mi armario, a ver si encuentro unos vaqueros!!

 

Renovando el armario II – Dos faldas a partir de una

Hoy volvemos a rebuscar en nuestro armario ropero para describir un pequeño proyecto en el que hemos reutilizado restos de varias prendas para hacer otra nueva, en este caso una falda.

Todo empezó cuando Nelumbonita decidió cortar una falda que resultaba demasiado larga para su gusto. La reforma fue sencilla: un corte a la altura deseada, un remate a ganchillo para evitar que se deshilachara el borde y: voilà!

Apariencia de la falda original tras ser cortada

Detalle del remate a ganchillo tras cortar la falda original

 

 

 

Como el retal sobrante de cortar la falda era bastante grande y de colores muy bonitos y tacto agradable, decidí intentar sacarle partido de alguna manera.

Retal a partir del que surgió la idea.

Construcción de la cintura de la falda a partir del bajo de una camiseta vieja de algodón

El retal era demasiado corto para poder hacer una falda sólo con él, pero pensé que con un poquito más de tela podría quedar una prenda bonita. Como el remate del bajo ya estaba hecho de fábrica, decidí añadirle una cintura en vez de alargarlo por abajo, para así aprovechar el dobladillo que venía ya «de serie». Así, el primer paso fue medir qué longitud de tela hacía falta añadir para lograr la largura deseada: en este caso fueron unos 15 centímetros. Aprovechando una camiseta vieja de algodón negro, corté la cintura en dos partes simétricas, tratando de adaptar la forma de la prenda a la de mi cintura; ¡hay que aprovechar las ventajas de hacer prendas a medida! 🙂 Una vez unidas las dos partes por los laterales, cosí un dobladillo en la parte superior lo suficientemente ancho para pasar por dentro una goma elástica, ya que me parecía que este método es más sencillo y cómodo que los botones o el ajuste mediante un cordón anudado.

Detalle de cómo colocar la goma para la cintura

Detalle del dobladillo en la parte superior de la cintura, por el que pasa la goma elástica para ajustar la falda

Para pasar la goma, primero se cose todo el dobladillo excepto una pequeña parte, por la que se introduce la goma que se va pasando hasta dar toda la vuelta. Después, se cosen ambos extremos de la tira elástica, y por último se cierra la parte del dobladillo que quedaba abierta.

Una vez acabada la cintura, ajusté el contorno del retal a la medida necesaria, para lo que hubo que estrecharlo un poco. Finalmente, con una costura sencilla (en mi caso punto atrás porque la hice a mano, pero si disponéis de máquina de coser probablemente sería mejor una costura un poquito elástica) se unen ambas piezas y ¡ya tenemos la falda!

Y ahora, a seguir rebuscando ideas en los cajones… ¡con un poco de imaginación se puede sacar partido a casi todo!

¡Falda nueva!

Estuche de cremalleras

Una manualidad sencilla y muy práctica es el estuche de cremalleras que os describimos en este post. Un estuche así confeccionado tiene dos ventajas: por un lado, que es resistente ya que la tela de la que están hechas las cremalleras suele ser bastante fuerte, y por otro, que se puede abrir por cualquier sitio, lo que resulta muy cómodo.

Detalle de las costuras que unen las cremalleras

En este caso, para confeccionar un estuche de tamaño medio (es decir, que quepan varios bolígrafos, algunos lápices, una regla y un par de rotuladores fosforitos, por ejemplo) utilizamos 9 cremalleras de 20 cm de longitud, de las que se suelen utilizar para faldas. Elegimos cada cremallera de un color siguiendo una escala de tonos verdes hacia azules, aunque también queda bonito poner colores más variados o que contrasten entre ellos. En primer lugar, alineamos las cremalleras alternando la dirección de apertura, y las cosemos unas a otras con punto atrás para confeccionar un rectángulo que cerraremos con una última costura creando un cilindro. Antes de hacer esta última costura, conviene planchar el rectángulo de cremalleras para estirarlo y darle un aspecto más uniforme al conjunto.

Detalle de la costura de una de las bases del estuche

Utilizando 9 cremalleras, las bases del cilindro serán de unos 4 cm de diámetro, por lo que para taparlas necesitaremos círculos de tela de unos 6 cm de diámetro. Para ello elegimos una tela preferiblemente gruesa, ya que tendrá que resistir roces tanto externos como de los materiales que llevemos dentro del estuche. En nuestro caso teníamos algunos retales de tapicería que resultaban muy adecuados, aunque también servirían retales de tela vaquera. En caso de no tener una tela tan gruesa otra opción es poner 2 capas.

Por último, sólo queda darle la vuelta al estuche y ya está listo para usar. El que os enseñamos en las fotos de este post es el primero que hicimos y que nos hizo propaganda ante familiares y amigos para los que hemos acabado haciendo unas cuantas versiones más. Eso sí, este primero ha resistido más de 12 cursos entre colegio y universidad sin necesitar un solo arreglo, lo que lo convierte en una de las manualidades más amortizadas de este blog 😉

Renovando el armario I – recuperando una camiseta

Camiseta original

Aspecto original de la camiseta. Lo que menos me convencía era su cuello demasiado cerrado, por lo que decidí ampliarlo para hacerla más llevable

*English version here*

Inauguramos la sección de reciclaje y reutilización con un objeto más que común: la típica camiseta que en su día compramos por algún motivo que ahora no recordamos, y que dormita en nuestro cajón a la espera de días mejores. En mi caso, no me ponía esta camiseta porque me parecía un poco sosa, y también porque el cuello se me hacía demasiado pequeño para lo que me suele gustar llevar. Por otro lado, donarla o convertirla en trapos y comprarme otra nueva no me parecía bien, ya que tiendo a aprovechar al máximo las cosas antes de deshacerme de ellas. Por eso decidí probar mis habilidades como costurera y rediseñar un poco la camiseta para darle un poco más de gracia.

Detalle de pespunte del cuello de la camiseta

Detalle del pespunte que remata el cuello

Corte para ampliar el cuello de la camiseta

Corte para ampliar el cuello de la camiseta

El primer paso es recortar un cuello amplio, en mi caso siguiendo la forma de otra camiseta de punto similar a esta que tenía una forma que me gustaba más. Tras cortar, se cose el borde con un pequeño dobladillo que evitará que se deshilache la tela y le dará un buen acabado. En este caso, para evitar que el cuello se estirase demasiado hice la costura con punto atrás.

Una vez rematado el borde,Blonda utilizada para rematar cuello y puños para dar un toque un poco más especial se puede añadir algún adorno. En este caso elegí una puntilla (o blonda) en color negro, no muy ancha para que quedase más discreto el conjunto (y también porque al ser la primera vez que hacía una cosa así preferí no empezar con algo demasiado llamativo). Se cose la puntilla por dentro de la costura del cuello, rematando después con pequeños dobleces en los ángulos (por así llamar a las zonas donde se cierra más la circunferencia) para que quede mejor ajustado una vez puesto. Añadimos el mismo detalle en los puños. En total, para un cuello amplio y puños en una talla mediana (40 en España) utilizamos unos 75 cm de puntilla.

Aspecto de la camiseta reformada

Este es el resultado final. Una vez acabado se me ocurre que podría quedar bien añadir la misma puntilla en la parte inferior de la camiseta, o hacer algún bordado sencillo para adornar un poco más el cuello. ¿Alguna sugerencia?

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